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jueves, 30 de diciembre de 2010

Una buena reflexion

Hola, todas sus reflexiones me han inspirado y deseo compartir con ustedes una semilla de amor que voy a ventilar en la radio mañana.

Quiero hacerles dos preguntas:

1. ¿Puede el miedo salvarte la vida?
Si
No
2. Y ¿puede el ser positivo salvarte la vida?
Si
No

Efectivamente, el miedo te puede salvar la vida, pero también, si vives en un estado permanente de paranoia, te puede matar. Por el otro lado, el ser positivo no únicamente te puede salvar la vida, sino que puede salvar a la humanidad.

Siempre nos han enseñado que las emociones negativas como el miedo, ese instinto de huir o pelear forma parte de nuestra esencia básica y que ha sido instrumental en el desarrollo y supervivencia de nuestra especie.

Sin embargo, hasta ahora, se ha hablado poco de las emociones positivas como el cariño, la esperanza y la unidad como elementos fundamentales de nuestro desarrollo y de la supervivencia de nuestra especie.

Por eso hoy quiero hablar acerca de ello. Porque el miedo sirvió bien a nuestros antepasados cavernícolas para pelear o huir de las bestias hambrientas. Pero hoy, son más bien las emociones positivas que necesitamos desarrollar y que tendrán la mayor relevancias sobre nuestra vida, el mundo y la humanidad.

Un poco de historia.

Durante años muchos científicos se preguntaban para que sirvieron las emociones positivas en el desarrollo de la humanidad. A diferencia de las emociones negativas que cabían en un marco teórico muy claro que especificaba que gracias al instinto de pelear o huir habíamos sobrevivido y evolucionado, las emociones positivas no cabían fácilmente en este esquema.

Lo que es más las emociones positivas parecen pálidas comparadas con las emociones negativa, hasta que llega la científica Barbara Fredrickson, que se da a la tarea de ponerlas en perspectiva.

Ella nos enseña que las emociones positivas y negativas son diferente y que cada una requiere su propio marco teórico, porque cada una jugó un papel diferente y vital en la supervivencia y desarrollo de nuestra especie.

Explica que las emociones negativas fueron fundamentales para la supervivencia de nuestros antepasados en cuanto servían para enfocar su atención y limitar su capacidad para ver diversas posibilidades. Lo cual resultaba especialmente útil ante amenazas puntuales como cuando un felino hambriento los asechaba, y teníamos que decidir rápidamente entre dos opciones: pelear o huir.

Por otro lado, las emociones positivas fueron fundamentales para la evolución de nuestros antepasados porque les ayudaron a abrir su mente y corazón para desarrollar todo su potencial humano.

Específicamente las emociones positivas les ayudaron a ser más creativos e inteligentes para desarrollarse física, intelectual y socialmente, propulsando sus capacidad no solo para sobrevivir sino para florecer.

Entonces, las emociones positivas como el cariño, la esperanza y la unidad resultaron ser fundamentales en nuestro desarrollo, constituyéndose en el principal diferenciador entre el ser humano y las otras creaturas sobre la tierra. Al abrir nuestra mente y corazón nos convertimos en creaturas capaces de crear herramientas, lenguaje y sociedad.

Para captar como las emociones positivas construyen piensa en algún momento de gran alegría en tu vida. Como cuando tu hijo o hija tomo sus primeros pasos. El reencuentro con un viejo amigo o la primera vez que viste el mar o la nieve.

O piensa en la fuerza que nos da cuando encontramos algo o alguien que nos mueve el tapete. Como nos abrimos y nos tornamos curiosos. Intensos. Receptivos. Resueltos. Cómo nos lleva a explorar y aprender.

¿Recuerdas en cómo te sentiste? Cómo se expandía tu horizonte. Como se te cargaban la pila dándote ánimo para seguir adelante y asumir nuevos retos. Esta es la fuerza que requerimos hoy. Y está en cada uno de nosotros, aquí y ahora. Y hay que tomarla con las dos manos para transformar nuestra vida y al mundo.

Ahora, piensa un segundo en como contrasta esto con la negatividad que nos cierra, nos retrae y nos vuelve temerosos o agresivos. La positividad nos da alas y la negatividad nos las corta.

Esta nueva visión científica contrasta poderosamente con la teoría del origen de las especies de Charles Darwin que profesaba que el poder de las emociones negativas eran el principal motor del desarrollo y supervivencia de las especies, incluyéndonos a nosotros.

Si, es cierto que tenemos esta característica agresiva en nuestros genes, pero también tenemos el aspecto positivo, esta virtud que nos convierte en humanos y nos distingue de las otras creaturas.

Estamos ante una nueva perspectiva de quien somos y que nos invita a entender a fondo nuestra humanidad. A profundizar en el valor de las emociones positivas y desarrollarlas en forma ordenada y sistemática.

Al igual que el miedo, el egoísmo y la ira nos han llevado a la guerra y al genocidio, ha llegado el momento de desarrollar nuestra auténtica virtud humana; el cariño, la esperanza y la unidad y llevar la sociedad al próximo nivel y asumir nuestra posición como los albaceas de la tierra.

El mundo no es nuestro enemigo que debemos someter y trasformar. No. El mundo es nuestro hogar que debemos cuidar, conservar y enaltecer.

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