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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Las comadres en Wiki jajajaj, esto es sacado del periodico el Economista

CREDITO: 
Manuel Ajenjo
P ara empezar esta colaboración con el pie derecho —frase que, ahora caigo, es un acto fallido que confirma que escribo con las patas como opinan los que me consideran advenedizo en el venerable oficio periodístico, que no será el más antiguo del mundo pero algunos lo ejercen como si lo fuera— acudí al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua para ver si está consignado el verbo comadrear y, de ser así, saber cuál es su acepción correcta. El verbo intransitivo comadrear está registrado en el mamotreto —debí suponerlo cuando lo escribí y no lo subrayó la computadora— he aquí su definición: "Dicho en especial de las mujeres: chismear, murmurar". Acto seguido busco chismear , que también es verbo intransitivo y, según el librote, significa "llevar y traer chismes". Obviamente, ya con el tumbaburros abierto en la página correspondiente, sólo tuve que leer el enunciado de la palabra precedente para saber que chisme quizá venga del latín cimex: "chinche", y su primera acepción corresponde a "noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna".
Una reflexión sobre esta leve zambullida en las aguas, a veces poco transparentes, de la sabiduría lingüística que contiene el pesado legajo que es como el tololoche: cualquiera lo toca —lo lee—, pero no cualquiera lo carga: Tal vez por ser un derivado del sustantivo comadre, la Real Academia Española de la Lengua da por hecho que comadrear , sinónimo de chismear, es una especialidad femenina, como si el género masculino fuera ajeno a esta actividad que —me atrevo a calificarla— es unisex, universal y muy amena. La definición de la Real Academia Española de la Lengua —nótese que es real, no es producto de mi imaginación— me retrotrae a la campaña publicitaria de aquel jabón que decía: "Es para hombres pero a las mujeres nos encanta". Bien podríamos parafrasear dicho eslogan: "Chismear es especialidad femenina pero a los hombres nos encanta". (A mí en lo particular más que gustarme, me divierte).
Ya entrado en gastos filológicos, con el lexicón en la mesa -sólo de pensar que tengo que subirlo al estante del que lo bajé me da hueva- por simple curiosidad busco el significado de la palabra compadrear : "Hacer o tener amistad, generalmente con fines poco lícitos". Ahora resulta que llevar a la pila bautismal al chamaco de tu mejor amigo es un acto poco lícito. O cuando menos eso se infiere de la primera acepción que del verbo compadrear , el anverso de comadrear , nos da la institución encargada de las reglas normativas de nuestro idioma, cuyo lema es: "Limpia, fija y da esplendor" —cosa que no hace ningún detergente de los que hay actualmente en el mercado.
Yo chismeo, tú chismeas... el tío Sam chismea, es decir trae y lleva noticias verdaderas o falsas o comentarios  con los que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna. Esto suele hacerlo extensivo a los países, aliados y enemigos, entre los que intriga y fisgonea. erados de ello estábamos, por sabido se callaba aunque no supiéramos con exactitud los métodos y alcances de sus labores de espionaje.
La semana pasada estalló la bomba informativa cuyo dispositivo de explosión fue accionado por la página digital WikiLeaks que desnudó, con la filtración de la montaña documentos secretos, la política exterior estadounidense, sus mecanismos y sus fuentes que ponen en evidencia sus debilidades y obsesiones. La detonación reveladora, quiero creer, es un atisbo de esperanza sobre la posible transparencia informativa que regirá en el futuro las relaciones internacionales.
Ahora sabemos que el Big Brother , el vigilante invisible, el observador de la sociedad mundial, es en realidad la Gran Comadre que no se limita a observar, sino además chismea lo observado; juzga, manipula y magnifica o minimiza la información a su conveniencia y según sus intereses.
El apelativo de Gran Comadre no denota un género, sino una actitud congénita del aparato de espionaje apodado así por quien escribe. Al frente de este ente chismoso han estado, indistintamente, lo mismo hombres que mujeres: Madeleine K. Albrigh y Condoleezza Rice entre éstas; John Foster Dulles, Henry Kissinger y Colin Powell entre aquéllos. En la actualidad la que manda en la Big Comother es Hillary Clinton.
La información proporcionada por WikiLeaks nos revela que los diplomáticos estadounidenses son una especie de paparazzis que se introducen hasta las recámaras de los personajes de poder para saber sus intimidades y comunicárselas a la Gran Comadre por medio de "instantáneas impresionistas", como calificó eufemísticamente la actividad de chismorrear Carlos Pascual , embajador de Estados Unidos en México.
No dude el lector que hasta el marido de la jefa Hilaria que no es diplomático pero le gustan las embajadas —por los chescos— aproveche su gira triunfal por el mundo dando conferencias mamagistrales para enviar a su consorte información que le dan, entre felación y felación, por debajo de la mesa. (En su gira internacional, Bill no siempre cumple a cabalidad con la encomienda de su cónyuge —relativa al envío de instantáneas, ya que le salen movidas. Goza más con las movidas que con las instantáneas).
Entre comadres te veas
El develamiento de los documentos diplomáticos secretos causó en México, de inmediato, la morbosa curiosidad de saber lo que la Gran Comadre sabe de nosotros sus vecinos. Resulta que nuestra comadrita está muy preocupada porque, según su decir, las Fuerzas Armadas mexicanas son "torpes, descoordinadas, anticuadas, burocráticas, parroquiales y con aversión al riesgo". Además al Tomandante Supremo de las mismas le queda grande la ropa militar. Según los informes develados por WikiLeaks, to our beloved and small comother le inquieta saber que "Calderón y su administración están bajo un gran estrés por la lucha contra la droga, el colapso económico, y la derrota de su partido en las elecciones legislativas". Le mortifica sobremanera que nuestro país no haya desarrollado un aparato de inteligencia efectivo para hacer frente al narcotráfico, debido a las pugnas internas en el gabinete gubernamental por el control de la información y la estrategia de seguridad. Sólo la Marina —alumna sumisa de sus clases de natación— sale a flote en el análisis.
La Secretaría de Relaciones Exteriores —que en esta crónica viene siendo la ahijadita— en un comunicado reprobó la divulgación de la información clasificada y comentó que: "Los documentos filtrados responden a eventos o momentos puntuales con narrativas sin contexto, lo cual impide valorarlos adecuadamente y ponderar su importancia relativa". Lo que significa que la Gran Comadre, con todo y su aparato fisgón-chismo-diplo-burocrático, tiene una percepción equivocada del país al que considera su patio trasero. La guerra contra el narco, como recientemente lo reiteró el secretario Blake Mora , la vamos ganando. Nuestra economía, tal y como dijo el presidente Calderón en la conmemoración del cuarto y último —con un chingo de yardas para avanzar para touchdown— aniversario de su gestión, está mejor que nunca. Las instituciones de seguridad y justicia mexicana están siendo depuradas para hacerlas modernas y eficientes. Si la Gran Comadre no lo ve así, ése es su problema.
No debo poner punto final a este engendro sin revelar mi propia instantánea sobre nuestro vecino del norte, que tiene como brazo ejecutor de su política externa a la Gran Comadre y que, al parecer, no tiene quien haga el trabajo interno de vigilancia, el cual percibimos desde fuera hipócrita o totalmente ineficiente: no controla el consumo de enervantes, lo que demuestra que ya —el resto de la humanidad— los contagiamos de corrupción. Contagio que propicia la impune distribución de drogas en su territorio. Será mejor que dejen de andar tomando fotografías del ojo ajeno y se apliquen  en hacer, aunque sea, un retrato hablado de la viga que traen en el propio

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