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martes, 5 de julio de 2011

Los ultimos Dinosaurios

La frase popular dice: “chango viejo no aprende maroma nueva”. Significa que el aprendizaje es exclusivo de los individuos en crecimiento y desarrollo. Resume que las limitaciones para instruirse o cultivarse se ahondan con la edad. Implica que quien hubiera desaprovechado la etapa infantil y la adolescencia para hacerse de un acervo de conocimientos le será difícil la adquisición de adiestramiento en la edad adulta y en el periodo senil.
Pero el domingo pasado -por agua-, los ciudadanos mexicanos fuimos testigos del rompimiento del paradigma.
Esta vez no fue un chango, sino un dinosaurio quien demostró a propios y extraños que sí se puede aprender una maroma nueva a edad provecta. Esto no quiere decir que los nuevos conocimientos adquiridos borren de la memoria las muy bien aprendidas y practicadas mañas de juventud. Por el contrario, los viejos trucos, usados hasta la saciedad, combinados con la maroma, de reciente adquisición, han rendido al octogenario partido político que las puso en práctica excelentes resultados.
Trataré de explicar en qué consistió el aprendizaje de la maroma nueva practicado por el Partido Revolucionario Institucional: despojado, en el año 2000, de quien regía todos sus movimientos: el Presidente de la República, el PRI, anduvo una década instalado en la desorientación. Sin su guía espiritual, sin el infalible faro de luz que iluminaba el camino de la militancia, ésta cayó en el desconcierto. Los gobernadores, emanados de sus filas, hicieron el papel de hermanos mayores que, al quedarse sin padre, asumen el control de la familia. Lo
lograron parcialmente, sólo en sus regiones de influencia. Cometieron errores. El más notable de éstos ocurrió el año pasado. Al tener que decidir los candidatos a heredar su legado, los ejecutivos estatales de Puebla, Oaxaca y Sinaloa cayeron en la tentación de elegir como aspirantes a sucederlos a militantes de poco arraigo popular o de nulo atractivo, basados más en sus intereses particulares- amiguismo y complicidad-, que en méritos y popularidad de los beneficiados de su dedazo (ejercicio que a “papá” le salía muy bien). En contrapartida, en las precitadas entidades, la oposición de derecha e izquierda decidió formar alianzas para competirle al tricolor. Las alianzas que algunos denominaron contra natura y a otros les pareció una mezcla de agua con aceite -para este textoservidor las coaliciones no fueron otra cosa que el ayuntamiento del hambre con las ganas de comer- funcionaron en contra del PRI y éste perdió la gubernatura en tres de sus bastiones tradicionales.
Un error más fue el cometido en Guerrero en el proceso electoral de enero de este año. En ese estado el Gobernador no era priísta, pero la mala gestión del dizque perredista Zeferino Torreblanca, pronosticaba un posible triunfo del PRI en los comicios para elegir a su heredero. Sin embargo, un resbalón de la dirigencia al elegir al candidato: se privilegio la aspiración de Manuel Añorve, alcalde de Acapulco e incondicional de Manlio Fabio Beltrones, sobre la de Ángel Aguirre Rivero, quien ya había sido Gobernador sustituto de 1996 a 1999, propició que éste, cobijado por el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, se presentara a los comicios al frente de una coalición de izquierda (PRD, PT y Convergencia) y se convirtiera en Gobernador constitucional.
Así las cosas, en las acciones preliminares de cara a los comicios celebrados el pasado domingo, en el momento de tener que elegir candidatos a las tres candidaturas en disputa: Estado de México, Nayarit y Coahuila, el dinosaurio puso en práctica la maroma que aprendió en la vejez: preferir candidatos bien posicionados, con mayor crédito público, por encima del favoritismo del Mandatario en turno.
Cuando menos eso sucedió en Nayarit y en el Estado de México. Ni Roberto Sandoval -exalcalde de Tepic- ni Eruviel Ávila -edil de Ecatepec- eran los preferidos de Ney González y Enrique Peña Nieto, respectivamente. Fue éste quien, sabedor de lo que se estaba jugando: ni más ni menos que su pretensión a ser el abanderado priísta a la magna elección del 2012, puso el ejemplo. En otras circunstancias hubiera optado por su pariente Alfredo del Mazo Maza, más cercano a su perfil y a su cariño. Pero se impuso la lógica de la última enseñanza y el candidato fue Eruviel.
En Nayarit, el gobernador Ney González estuvo a un tris de caer en la vieja maniobra de elegir a un delfín afín -no sólo para hacer rima, sino para tener un sucesor sumiso-. Para nadie era un secreto en la entidad donde nació Amado Nervo que la relación entre el gobernador González y Roberto Sandoval, cuando éste fue Presidente municipal, fue ríspida. Según me enteré por ahí, el mismísimo Peña Nieto operó en favor de Sandoval para que en Nayarit, por encima de los deseos del Ejecutivo estatal, el PRI tuviera un candidato fuerte.
En Coahuila, estado natal de Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Fermín Espinosa Armillita -enlistados por orden de desaparición-, el autor de esta columna -que hoy ha perdido la brújula del humor- se declara incompetente para elucubrar una teoría que justifique la elección -y el triunfo- de Rubén Moreira como candidato del PRI a suceder a su hermano.
FUA
El término, trending topic nacional en el Twitter, lo puso de moda un borracho a través de YouTube. FUA, significa “dar el extra, sacar la fuerza, el poder”.
A la flamante maroma aprendida a golpes de urnas por el viejo dinosaurio se le agregó el FUA: las mañas de siempre elevadas al cuadrado. La desmesura en actos anticipados de campaña, el uso de recursos económicos públicos para ganar votos, el apoyo incondicional de los órganos electorales estatales. Un ejemplo: en el Estado de México la legislación electoral fue modificada para proteger la impunidad. Frente al exceso de gastos y la necesidad de evidenciarlo, la autoridad dispuso que la investigación fuera secreta y que sus resultados sean difundidos hasta después que el Gobernador electo -es decir el candidato impugnado- tome posesión de su cargo.
¿No es absurdo?
Para aquellos que pensaron que las reformas electorales del 2007, sobre todo la prohibición del uso de recursos en la compra de tiempos en radio y televisión, iban a propiciar comicios más equitativos, se equivocaron.
La del domingo fue una elección en la que el dinero influyó notablemente en el resultado. ¿De qué sirve la limitación de gastos en los medios de comunicación si de todos modos los partidos disponen de millones de pesos, sea del erario público, sea de procedencia de las generosas lavanderías o de donaciones que no son desinteresadas, sino que representan tácitos compromisos que ya instalados en el poder los beneficiados pagan?
En resumen, el domingo pasado el PRI resucitó el carro completo, merced a sus viejos trucos de siempre y a la gran aplicación demostrada para asimilar una nueva maroma. Prodigios de la gerontología (neologismo que significa “el arte y la ciencia de ayudar a los ancianos a aprender”).
Oí por ahí
Repiquetea el teléfono. Luego de varios timbrazos, una desganada voz responde: Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE. ¿Cuál es su asunto? Deseo saber sobre el estado de salud de una paciente -se escucha la voz de una anciana. Se llama Irma Rodríguez, está en terapia intermedia. Luego de unos minutos, la burocrática voz le informa: La señora Irma va muy bien, me informan que el viernes será dada de alta. Dios la bendiga por la buena noticia -dice la viejecita a la operadora- ya estaba muy preocupada. Irma -pregunta la telefonista- ¿es su hija? No -contesta la anciana-, Irma soy yo, estoy en terapia intermedia, lo que pasa es que aquí nadie me pela ni me informa una chingada.

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