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jueves, 14 de julio de 2011

Con Licencia para saquear

La Selección Mexicana de Futbol que se coronó el domingo como la mejor del mundo fue la Sub-17. La que dio de baja a cinco jugadores porque en Ecuador hicieron una fiestecita con unas damas de dudosa reputación -reputísimas- fue la Sub-22. La que perdió sus tres partidos en la Copa América fue la sub-desarrollada.
La euforia futbolera del domingo se convirtió en desencanto el martes en la noche cuando los uruguayos mayores tomaron venganza de lo que les hicieron en México a los menores. Pero el pobre papel del futbol mexicano en la Copa América que se celebra en Argentina no empaña en nada la hazaña lograda por los juveniles nacionales, cuyo triunfo ha sido manipulado -como siempre sucede- por los políticos para llevar agua a su molino. “México no va a ser el mismo de antes después de este campeonato”, exageró el lunes el presidente Calderón cuando recibió al equipo en Los Pinos. (¿En qué va a cambiar?). El día anterior don Felipe le entregó de manera casi subrepticia la Copa del Mundo al capitán Antonio Briseño en el Estadio Azteca. La recibió de manos de Joseph Blatter, presidente de la FIFA, y enseguida -como si fuera una papa caliente- la cedió al jugador. (Existen dos teorías sobre el rápido accionar del preciso. Una, el intento de pasar desapercibido ante los más de 100,000 aficionados por temor al síndrome De la Madrid-México 86. “Paloma Cordero tu viejo es un culero” -gritó la porra-. La otra tesis sobre el expedito pase del trofeo -la jugó a un toque- tiene que ver sobre el mentís que el Mandatario quiso dar a la versión propagada por sus malquerientes acerca de que Calderón cuando agarra la copa se tarda un buen rato en dejarla).
Al otro día, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, recibió a la Selección campeona del mundo a cuyos integrantes y director técnico entregó reconocimientos. Éstos correspondieron la gentileza con el regalo de una playera del equipo Tricolor con su nombre y el número 10. (A Ebrard lo hubiera puesto más feliz si el número hubiera sido el 12). Fueron muchos los políticos que vía Twitter celebraron la gesta de los adolescentes campeones del mundo. Como si en el meritorio triunfo de los chavos ellos tuvieran algo que ver. El que puso un cerco mediático a la hombrada de los chamacos fue Andrés Manuel López Obrador, quien no les dedicó un comentario ni mandó un saludo. Pragmático que es el tabasqueño pensó: ¿Para qué los felicitó si dentro de un año estarán en la Sub-18 y los de la Sub-18 no votan?
Otra vez la burra al trigo
Así dicen en mi tierra cuando alguien se obstina con algo. En mi caso, la testarudez la genera el caso Elba Esther al cual, con ésta, he dedicado tres columnas.
Entrevistado por el periodista Leonardo Curzio, en el noticiero radiofónico Enfoque, el presidente Felipe Calderón se refirió al acuerdo político establecido con La Maestra en el 2006. Sostuvo que dicho acuerdo fue por la calidad educativa y no tuvo fines electorales. Suponiendo que así haya sido, la señora Gordillo no ha cumplido con el pacto, toda vez que según el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes que desde el 2000 cada tres años aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en el 2009 los escolapios mexicanos ocuparon el lugar 48 entre 65 países evaluados. Basta este dato para denotar la ineficaz labor de la profesora en favor de la calidad educativa. Ergo, le falló al Presidente.
Lo aseverado por el Jefe del Ejecutivo en la precitada entrevista acerca de que el arreglo “no tuvo fines electorales” puede ser refutado si uno se remite al libro Los socios de Elba Esther del analista político Ricardo Raphael, quien en el “capítulo IX”, página 257, basado en un relato del periodista Alberto Aguirre -hoy colaborador de El Economista- en la revista Gatopardo escribe en referencia a lo sucedido la noche del 1 de julio del 2006.
“Mouriño estaba desencajada. Habrá pensado que todo estaba perdido mientras cenaba en un restaurante ruidoso, donde los aficionados al futbol presenciaban el juego del Mundial entre los equipos de Francia y Brasil. Al terminar el juego, afirma Alberto Aguirre, este operador calderonista se retiró a su casa. Fue ahí donde recibió una llamada del candidato presidencial panista. Éste le daría la única buena noticia de aquella noche: Elba Esther Gordillo le acababa de ofrecer 500,000 votos en favor suyo para la jornada del día siguiente”.
Si el lector recuerda la diferencia de votos entre Calderón y López Obrador fue de un poco más de 200,000 sufragios. Saque usted su conclusión.
Lo declarado por Felipe Calderón a su entrevistador Leonardo Curzio está en contradicción con lo expresado por la profesora en su célebre conferencia del día 29 del pasado mes. Ese día la líder vitalicia nos hizo saber que sí hizo negociaciones con el candidato blanquiazul a cambio de apoyarlo electoralmente, lo que le permitió llevar a Roberto Campa a la Dirección del Sistema Nacional de Seguridad; a Francisco Yañez a la Lotería Nacional, y a su hoy acusador Miguel Ángel Yunes al ISSSTE.
En la entrevista de marras el inquilino de Los Pinos explicó que lo afirmado por la profesora en la rueda de prensa citada fue malinterpretado “porque -explicó- en ningún momento hubo carta de impunidad para nadie ni para La Maestra ni los directores o licencia para saquear esas instituciones”.
Si el presidente Calderón quiere demostrar a la sociedad mexicana que esta última afirmación es sincera y está dispuesto a llevarla hasta sus últimas consecuencias, ¿qué espera para poner manos a la obra con la aplicación de las leyes en contra de la cacica magisterial que le falló en la promesa de elevar la calidad educativa? 
Es evidente lo que indica la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación a través de su titular, Esthela Damián Peralta, que ninguna de las instituciones que maneja Elba Esther Gordillo Morales, por medio de personas de su confianza, ha estado exenta de corrupción, presuntos desvíos de recursos, deficiencias y falta de transparencia en el ejercicio del gasto.
A lo manifestado por la legisladora Damián Peralta yo agregaría la inocultable riqueza de la que hace gala la mentada mentora. Simplemente, según cálculos de una amiga mía experta en el tema, el día de la susodicha rueda de prensa, Elba Esther, sin contar las joyas que traía, sólo en la vestimenta, zapatos y bolsa lucía más de 100,000 pesos. (Y eso que mi amiga no le vio ni el brasier ni los chones).
En cuanto a sus propiedades inmobiliarias en la revista Proceso del pasado domingo José Gil Olmos escribió que la profesora tiene por lo menos 64 casas, departamentos y oficinas a su nombre y al de familiares suyos. El mismo periodista nos hace saber que La Maestra Gordillo es directora de una escuela en el municipio de Nezahualcóyotl donde gana 29,000 pesos al mes. No dude usted que la profa haya tomado un seminario de “Cómo hacer rendir un sueldo” con Ernesto Cordero.
Pero a contrapelo de las declaraciones de Calderón sobre la carta de impunidad y la licencia para saquear surge lo dicho por el secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, que rechazó que se realicen en forma específica investigaciones a la gestión de Miguel Ángel Yunes en el ISSSTE y que no puede auditar los recursos que recibe la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la señora Gordillo, porque “no es funcionaria del gobierno federal”.
Una pregunta: ¿también está exenta de declarar al Servicio de Administración Tributaria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público los ingresos de 29,000 pesos mensuales que recibe como directora de la escuela en Nezahualcóyotl?
Para terminar, una joya declarativa del Secretario de la Función Pública: sobre las auditorías efectuadas en la Lotería Nacional refirió que se han registrado “desviaciones normales”. En mi calidad de simple ciudadano y por este conducto le pido al señor Vega Casillas me explique: ¿qué se entiende por desviaciones normales? ¿Tener licencia para saquear?
Oí por ahí
Lo dijo el tristemente asesinado Facundo Cabral: Amo a Dios pero sin intermediarios.

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