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lunes, 27 de junio de 2011

MA

“Haz sándwiches amiguito -afirma Memo Ochoa en un anuncio de tele- de lo que quieras menos de carne de res o de pollo”. Y es que resulta que la ingesta de estas materias alimenticias puede dar por resultado salir positivo por clembuterol en un examen antidoping.
El clembuterol es una sustancia prohibida por la Asociación Mundial Antidopaje (AMA por su sigla), organismo creado en 1999 para promover, coordinar y monitorear la lucha contra el dopaje en el deporte.
Por dopaje se entiende el uso que un deportista, con fines competitivos, puede hacer de fármacos o sustancias estimulantes que sirven para potenciar artificialmente el rendimiento del organismo.
La palabra dopaje probablemente se deriva del termino holandés dop, nombre de una bebida alcohólica hecha de piel de uva usada por los guerreros de la tribu zulú con el fin de mejorar sus habilidades en la batalla. En realidad no creo que con la ingesta de alcohol se mejoren las habilidades guerreras de nadie, lo único que sucede es que las batallas resultan mucho más divertidas.
El clembuterol se usa entre los fisicoculturistas y otros atletas para incrementar el desarrollo muscular, promover la pérdida de grasa y acelerar el metabolismo. Es un fenilaminoetanol con propiedades adrenérgicas; un simpaticomimético de los beta 2. Las sustancias simpaticomiméticas simulan los efectos de la hormona epinefrina (adrenalina) y la hormona/neurotransmisor norepinefrina (noradrenalina), lo que eleva la presión sanguínea y causa la estimulación del sistema nervioso central. Por estas razones el clembuterol alcanza la clasificación de droga estimulante. (Si el lector no entendió ni madres, consulte a su médico).
Como fármaco el clembuterol -palabra que mi computadora insiste en escribir con N en lugar de M- es empleado en enfermedades respiratorias como descongestionante y broncodilatador.
En 1965, sin que pueda yo asegurar quién, dónde y cómo se comprobó que esta sustancia -no escribiré su nombre porque me da hueva andar cambiando la N por la M- administrada como complemento alimenticio en los animales generaba un aumento en la masa muscular, disminuía el tejido graso y, por si fuera poco, reducía en el ganado el apetito por comer pienso -luego existo-.
Poco después se demostró que la engorda de animales usando el clembuterol provocaba que la carne de éstos fuera nociva para el ser humano, por lo cual se consideró ilegal su empleo en la cría de aves y ganado. Comer carne contaminada por este elemento puede afectar las funciones del corazón y los pulmones, y originar nerviosismo, dolor de cabeza, vómitos, aumento en la sudoración, taquicardia y hasta disfunción eréctil. (Esto último no es cierto, pero puede ser usado como pretexto por maridos remisos a cumplir con sus obligaciones maritales: “Lo siento Elvira, pero si tus intenciones eran culminar la velada en esta forma, no debiste haber pedido cenar en el restaurante argentino”).
Clembutegol
1. Con miras a la Copa Oro, la Federación Mexicana de Futbol, el pasado 21 de mayo, realizó a 18 de los 23 jugadores seleccionados una prueba preventiva de dopaje, ya que en la segunda etapa del torneo el antidoping es oficial. ¿Por qué sólo a 18 y no a los 23?
2. Los seleccionados nacionales jugaron sus dos primeros encuentros sin saber el resultado de los análisis practicados. Fue hasta el pasado jueves cuando se anunció que cinco de los 18 habían dado positivo a la precitada sustancia. Los presuntos dopados fueron separados del equipo y se les mandó al laboratorio de la Universidad de California, en Los Ángeles, para someterse a otra prueba, supongo que más confiable. Existe una muestra, denominada B, de los exámenes realizados en México que extrañamente no se analizó. Entiendo que el clembuterol ingerido de carne -de res o de pollo- contaminada permanece en la orina y en la sangre sólo de 24 a 36 horas. Es de esperarse que si los jugadores dieron positivo por el examen del 21 de mayo, ejecutado en México, en el efectuado el viernes pasado en Los Ángeles den negativo. A no ser que viajen con carne y pollos mexicanos. (Al escribir “pollos” no me refiero a los migrantes así llamados, sino a las comestibles aves de la familia de las gallináceas).
Pero el anuncio oficial de los motivos de la separación de los cinco jugadores sospechosos de dopaje, el reporte a la FIFA de tal decisión -¿está reglamentado hacer el aviso o fue una medida precautoria?-, hace que la sombra de la suspicacia y la duda envuelva al caso. ¿Era para tanto? Está en juego el nombre y el prestigio de cinco buenos jugadores del futbol mexicano.
3. ¿Por qué únicamente cinco de los 18 examinados dieron positivo? A esta pregunta Justino Compeán, presidente de la Federación Mexicana de Futbol, dio respuesta en la entrevista que sostuvo con Joaquín López-Dóriga. No todos los jugadores comen lo mismo, se les sirve un variado buffet del cual cada uno escoge según su gusto.
También el metabolismo varía de una persona a otra. Por cierto, la actitud de Justino en dicha entrevista me pareció una inusitada muestra de honestidad en un dirigente mexicano. “El doping es involuntario, porque los responsables somos nosotros que les dimos el alimento” -declaró Compeán con un sentido de la autocrítica digno de encomio-. Otro hubiera eludido el compromiso responsabilizando a algún subalterno. Soy el Presidente de la Federación, no el cocinero -pudiera haber dicho-.
4. El suceso ha causado incertidumbre. Tal vez mañana los nuevos exámenes dictaminen la inocencia de los jugadores y todo habrá sido una tempestad en un vaso de agua. Entonces, diremos como el bardo de Ciudad Juárez: “¿Pero qué necesidad?”.
5. Si los cinco futbolistas resultan exonerados, ¡aguas!: Nuestro país será sede a partir del próximo sábado del Mundial de Futbol Sub-17 y en octubre se celebrarán los Juegos Panamericanos en Guadalajara. La Agencia Nacional Antidopaje de Alemania ya advirtió a los competidores -sobre todo del Mundial Sub-17- que en México hay alimentos contaminados con clembuterol. Esto fue a raíz de un examen de orina que les hicieron a dos turistas alemanes que visitaron nuestro país. (A saber en qué taquería comieron).
6. La propagación del caso de los futbolistas clembuterolados y la posible carne contaminada de cara a los dos eventos deportivos a realizarse en nuestro país fueron los detonantes para que las secretarías de Salud y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación informaran ampliamente que el consumo de carne en México “es seguro y que no hay un problema generalizado con el uso del clem­buterol, sustancia prohibida en la alimentación animal por la Ley Federal de Sanidad Animal y por la normativa sanitaria correspondiente”.
Tanto peca el que engorda la vaca como el que mete la pata
Pero el presidente Calderón desmintió el comunicado de las dos dependencias del Ejecutivo a su cargo cuando en un encuentro, en San José, California, con mexicanos radicados en Estados Unidos, en una de esas ocurrencias que le nacen durante sus discursos sin pensar en las consecuencias que sus palabras puedan tener. Hablaba del control toxicológico sobre los policías: “Y no se trata de que digan ‘es que les dio clembuterol’ no, sino de cocaína, de marihuana, de todo”. Y aprovechó para defender a los seleccionados: “Honestamente creo en los muchachos, porque son buenos, los conozco, creo que es asunto de contaminación de comida (¿dónde quedó el comunicado de las secretarías de Salud y Agricultura?) porque, efectivamente, muchos para que pese más kilitos la vaca, pues sí le ponen quién sabe cuántas sustancias” -concluyó el balconeo de Calderón como para que no se le ocurra a nadie venir a México a competir por el riesgo de dar positivo en la sustancia de marras.
Oí por ahí
El clembuterol también se usa en la política para engordar, a marchas forzadas, corderos y gallos azules

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