RETIRO DE PRUEBAS
Carlos Cordero
Las cosas por su propio peso caen. Ninguna mentira es eterna porque la verdad siempre aparece, tarde o temprano.
Las imprevistas revelaciones de los programas “Rápido y Furioso” y “Receptor abierto” vienen a confirmar, de una vez por todas, lo que aquí siempre le he venido diciendo: que la “guerra contra el narco, el terrorismo y el crimen organizado” es, en realidad, una guerra sucia contra el pueblo de México para intentar aterrorizarlo y someterlo definitivamente al control político de Gobiernos extranjeros. Y que fue perfectamente planificada e impuesta por las agencias terroristas del Departamento de Estado de los Estados Unidos (CIA, DEA, FBI y otras), para generar violencia, caos y desestabilización en nuestro país con la finalidad de poder declararlo “Estado fallido” y justificar, así, la invasión con tropas piratas del Pentágono, el Comando Norte, la OTAN y los Cascos Azules “de la ONU”.
Es natural que los Gobiernos de Europa Occidental y el Departamento de Estado de los Estados Unidos actúen de esa manera porque así lo han hecho siempre obedeciendo los dictados del gran capitalismo internacional y por eso representan una permanente amenaza, no sólo para el pueblo mexicano, sino para toda la Humanidad. Lo que carece absolutamente de cualquier justificación es que un Primer Mandatario se convierta en Caballo de Troya y le abra las puertas a los enemigos, lo que constituye la mayor deslealtad y traición a todos los mexicanos. Además, es un hecho innegable por parte del propio –en mala hora y mediante un fraude y una imposición- titular del Ejecutivo Federal, ya que fueron los agentes terroristas y algunas autoridades de Estados Unidos los que de manera espontánea terminaron por confesar y reconocieron que Felipe Calderón sabía de todo eso, lo que incluso hace suponer que dicha operación probablemente fue urdida por el Gobierno federal panista. Todo, repito, para tratar de meter miedo al pueblo de México, lo que no han conseguido ni conseguirán, aunque por el momento ya van más de 35 mil muertos a la cuenta personal del presidente de la República y sus secuaces del Legislativo y el Judicial.
Pero, como es lógico, Felipe Calderón no está solo en esta alta traición al pueblo de México. Ha contado y cuenta con la complicidad de todos aquellos diputadores federales y senadores que le aprobaron leyes y modificaciones constitucionales para poder llevar a cabo esa guerra sucia. También tiene el respaldo de algunos Gobernadores, particularmente panistas, que desde un principio le vienen haciendo segunda en la pretensión de justificar este imparable genocidio contra los mexicanos. Desde el momento en que esos grupos de falsos representantes populares y servidores públicos se atreven manifestar su apoyo a esa guerra sucia están aceptando su responsabilidad en este baño de sangre del cual se les pedirán cuentas, aquí y ahora.
Asimismo, se hallan involucrados muchos dueños de medios comunicación masivos, impresos y electrónicos, que por interés y conveniencia económica se han alineado al lado de la perversidad política de quienes hoy mantienen secuestradas las instituciones públicas de México, reproduciendo de modo acrítico el discurso oficial, negándose a investigar y publicar el fondo del asunto e, incluso, desinformando a los ciudadanos de manera dolosa. Y es por eso que usted oye, día y noche, el ladrido de esos periodistas, “analistas” y articulistas -bien pagados con impuestos del pueblo- pretendiendo justificar o favoreciendo y alabando abiertamente la “guerra contra el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado” impuesta por Gobiernos extranjeros. De todos ellos lo único que se puede señalar es que son ganapanes y viven de eso, mostrando de todos modos falta de ética y nulo compromiso con la verdad, por lo cual ninguno podrá alegar después que fueron “engañados” por Felipe Calderón y su pandilla.
Todo está dicho. Punto.
Por favor, Comparte y reenvía este artículo a todos tus contactos. Sólo así estaremos combatiendo la mentira de los enemigos del pueblo mexicano.
Carlos Cordero
Las cosas por su propio peso caen. Ninguna mentira es eterna porque la verdad siempre aparece, tarde o temprano.
Las imprevistas revelaciones de los programas “Rápido y Furioso” y “Receptor abierto” vienen a confirmar, de una vez por todas, lo que aquí siempre le he venido diciendo: que la “guerra contra el narco, el terrorismo y el crimen organizado” es, en realidad, una guerra sucia contra el pueblo de México para intentar aterrorizarlo y someterlo definitivamente al control político de Gobiernos extranjeros. Y que fue perfectamente planificada e impuesta por las agencias terroristas del Departamento de Estado de los Estados Unidos (CIA, DEA, FBI y otras), para generar violencia, caos y desestabilización en nuestro país con la finalidad de poder declararlo “Estado fallido” y justificar, así, la invasión con tropas piratas del Pentágono, el Comando Norte, la OTAN y los Cascos Azules “de la ONU”.
Es natural que los Gobiernos de Europa Occidental y el Departamento de Estado de los Estados Unidos actúen de esa manera porque así lo han hecho siempre obedeciendo los dictados del gran capitalismo internacional y por eso representan una permanente amenaza, no sólo para el pueblo mexicano, sino para toda la Humanidad. Lo que carece absolutamente de cualquier justificación es que un Primer Mandatario se convierta en Caballo de Troya y le abra las puertas a los enemigos, lo que constituye la mayor deslealtad y traición a todos los mexicanos. Además, es un hecho innegable por parte del propio –en mala hora y mediante un fraude y una imposición- titular del Ejecutivo Federal, ya que fueron los agentes terroristas y algunas autoridades de Estados Unidos los que de manera espontánea terminaron por confesar y reconocieron que Felipe Calderón sabía de todo eso, lo que incluso hace suponer que dicha operación probablemente fue urdida por el Gobierno federal panista. Todo, repito, para tratar de meter miedo al pueblo de México, lo que no han conseguido ni conseguirán, aunque por el momento ya van más de 35 mil muertos a la cuenta personal del presidente de la República y sus secuaces del Legislativo y el Judicial.
Pero, como es lógico, Felipe Calderón no está solo en esta alta traición al pueblo de México. Ha contado y cuenta con la complicidad de todos aquellos diputadores federales y senadores que le aprobaron leyes y modificaciones constitucionales para poder llevar a cabo esa guerra sucia. También tiene el respaldo de algunos Gobernadores, particularmente panistas, que desde un principio le vienen haciendo segunda en la pretensión de justificar este imparable genocidio contra los mexicanos. Desde el momento en que esos grupos de falsos representantes populares y servidores públicos se atreven manifestar su apoyo a esa guerra sucia están aceptando su responsabilidad en este baño de sangre del cual se les pedirán cuentas, aquí y ahora.
Asimismo, se hallan involucrados muchos dueños de medios comunicación masivos, impresos y electrónicos, que por interés y conveniencia económica se han alineado al lado de la perversidad política de quienes hoy mantienen secuestradas las instituciones públicas de México, reproduciendo de modo acrítico el discurso oficial, negándose a investigar y publicar el fondo del asunto e, incluso, desinformando a los ciudadanos de manera dolosa. Y es por eso que usted oye, día y noche, el ladrido de esos periodistas, “analistas” y articulistas -bien pagados con impuestos del pueblo- pretendiendo justificar o favoreciendo y alabando abiertamente la “guerra contra el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado” impuesta por Gobiernos extranjeros. De todos ellos lo único que se puede señalar es que son ganapanes y viven de eso, mostrando de todos modos falta de ética y nulo compromiso con la verdad, por lo cual ninguno podrá alegar después que fueron “engañados” por Felipe Calderón y su pandilla.
Todo está dicho. Punto.
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